Como fotógrafo de bodas, tuve el privilegio de acompañar a Celia y Sergio en uno de los días más importantes de sus vidas. Su boda fue un viaje emocional que comenzó con los preparativos llenos de ilusión, seguido de una ceremonia íntima en la emblemática iglesia de Chelva, donde cada mirada y gesto hablaba de amor verdadero.
Uno de los momentos más conmovedores fue la visita al cementerio de Chelva, donde la novia dejó su ramo en memoria de su madre. Un gesto lleno de simbolismo que capturé con discreción y sensibilidad.
Tras ese instante de recogimiento, nos dirigimos al Graner de Riba-roja, un espacio con encanto donde la organización de Amor Loco convirtió el día en una experiencia perfecta. El cóctel, bajo la sombra de árboles frondosos, dio paso a una comida y una fiesta celebradas en el interior acristalado del salón, bañado por una luz natural incomparable, ideal para conseguir imágenes auténticas, llenas de vida.
Este reportaje de boda refleja todo lo que amo de mi trabajo: emociones reales, luz natural y parejas que viven su día a su manera.